Leía el otro día la frase; “el tango es cosa de dos”, obvio, solo queda muy raro. En la empresa no debieran existir bandos.

Parto de la premisa de que si una persona se marcha de una organización, es una persona válida y nos hace daño.

Todo sistema tiene una fase de desarrollo, otro de estabilización y luego una de deterioro.

Llevamos décadas viviendo en un entorno de capacidad infinita. Este año hemos sido conscientes de que no es así, hemos conocido un “nuevo fenómeno” llamado “escasez”.

Todos los años hay algo nuevo o algo que sucedió hace tiempo y vuelve, pero cada año hay algo. Este año es el de la escasez de materias primas y el año pasado el de la pandemia.

Si eres de los que piensa que siempre tienes razón, estás equivocado. Cuando todos los demás opinan diferente a ti, créeme, es posible que el problema seas tú, y no los demás, como piensas.

El que tiene boca se equivoca, y al que anda le pasa. Errar es normal y humano, y tenemos que aceptarlo como tal. El error es parte del aprendizaje, nadie nace sabiéndolo todo.

Todos somos entusiastas del cambio, pero especialmente si se da en otros. Hay un dicho árabe que dice que tú puedes llevar al caballo a beber, pero es el caballo el que decide si bebe o no.

Todo cambia, o casi todo. Por ello, no podemos gestionar personas como se hacía hace 50 años.

La mayoría de las empresas que quieren continuar en el mercado hacen I+D.

Ni digo ni creo que haya que ir al trabajo dando saltos, pero una mínima ilusión es necesaria para abordar las 8 horas que te quedan por delante, la semana que te espera, el mes y los muchos años

Buscas cualquier información en Google. Compras casi todo por Amazon y te llega en un día. Escuchas música en Spotify. Vemos cine en casa en Netflix, HBO o Amazon Prime.

Cambiar de por si es difícil. Es más fácil cuando exigimos cambiar a los demás sin hacerlo nosotros mismos.