Soy exigente. Primero conmigo mismo, luego con los demás. Me preocupo por desarrollarme constantemente, y porque mi equipo se desarrolle también. y así, en cadena hasta abajo.

La vida da muchas vueltas. La vida está llena de caminos diferentes. A veces estamos con unas personas, y otras veces no. A veces compartimos unos proyectos, y otras no.

La persona es un proyecto en construcción desde que nace hasta que fallece.

Cuando te contrataron, te contrataron a ti entre otros muchos candidatos. Tú eras las persona adecuada, la que necesitaban para cubrir el puesto que estaba vacante.

Para mí hay tres razones por las que un jefe/líder/empresa debe dar autonomía a su gente:

Es una de las bases para que las personas se desarrollen.

Aumenta la velocidad de decisión.

Todos somos personas, cada una con su corazoncito, pero es fácil perderlo de vista en un mundo regido por la economía, el Excel y la soga de los resultados.

Cuando el fondo es malo, poco podemos hacer. Si se trata de cosas / proyectos / implantaciones, no hemos realizado un buen trabajo previo, el de diseño.

Es necesario ampliar mira. Es necesario ampliar mente. Sin embargo, mucha gente tiene visión de túnel. Es decir, al fondo una luz y todo lo de alrededor está oscuro.

Cuando eres el mejor tienes un valor de mercado alto. Por eso, el objetivo tiene que estar siempre puesto en ser el mejor en lo que tu haces.

El Yo es importante. Tú eres importante. Solo puedes contribuir al mundo, ayudar a otros, realizar un buen trabajo cuando tu yo está trabajado, en desarrollo o completo.

Hoy quiero hablar sobre la sucesión familiar. Eso que muchas veces se hace rematadamente mal. Primero decir que como en todo, hay excepciones. Y empiezo por felicitar a la excepción.

Si eres bueno puedes elegir el proyecto en el que quieres trabajar.