Cada vez estamos más cerca de nuestra propia extinción. Comento muchas veces que los botones rojos que pueden destruir el mundo están en manos de personajes, algunos de ellos con demencia senil.

Por fortuna cada vez hay más emprendedores. Digo por fortuna, porque son los que harán un mundo diferente. Emprender es complejo.

Cuanto más arriba en la escalera de la organización más se estrecha la tolerancia al margen de error. Quizás, y solo quizás por eso, cuanto más arriba, más te pagan.

Ni mejor ni peor, diferentes. En algunas cosas mejor, en algunas cosas peor. Nos va a costar adaptarnos a las nuevas generaciones.

Hay empresas que tienen que ganar en cada proyecto que realizan para un mismo cliente, óptimo local. Yo soy de la opinión que debemos ganar con el cliente en su conjunto (óptimo global).

Importante saber qué hacer. Igual de importante saber qué no hacer.

Reflexiono estos días sobre el tiempo. Es la base de la priorización; las cosas son importantes en función del tiempo que les dedicamos.

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De nada sirve que lleves tu cuerpo al trabajo si tu mente se queda en casa. El trabajo de hoy no consiste en hacer cosas de manera repetitiva solamente.

No es lo mismo equivocarse que hacer las cosas mal. El que se equivoca da margen a poder corregir y mejorar. El que hace las cosas sistemáticamente mal, no suele tener solución.

El pasado 5 de diciembre mi blog cumplió 10 años. Al principio publicaba los martes, luego pasé a hacerlo los martes y los jueves, y ahora lo hago los martes, miércoles y jueves.

Decía Groucho Marx; “Paren el mundo que me bajo“. Y no le faltaba razón.