No tengo nada contra Apple, Samsung o Huawei…, pero en cierta forma nos están robando la vida. Bueno, realmente, la estamos malgastando nosotros mismos.
Espera en un aeropuerto, todo el mundo está con su móvil. Coge un tren, ya poca gente lee un libro. Come o cena con más de dos personas, entre el Whatsapp, la foto al plato, y la gente que sube todo a Instagram, se cortan las conversaciones. Puede ser aún peor, me ha pasado hace poco, ponerle una pelicula al niño en el móvil con volumen alto, para que tu cenes, pero todos los de alrededor no. Y lo peor de todo es que nos empieza a parecer normal. Llegará un día en el que la gente no mire a los ojos al hablar, mirará hacia abajo, allí donde consulta el móvil.
El móvil para todo. Pero el móvil no lo es todo. Lamentablemente se está perdiendo parte de lo que nos hace personas, la relación, la conversación, el acercamiento a los demás. Nos perdemos las sonrisas, los pequeños gestos, los detalles, las caricias, preferimos relacionarnos con nuestro móvil.
Y esto en los que ya tenemos cierta edad, no quiero ni pensar lo que va a ser en la generación Z, o en aquellas que vengan después. Quizás con el tiempo se pierda el habla.
Fomentemos la conversación en entornos que son para hablar, aparquemos el móvil. Utilicemos el móvil en los momentos en los que lo tenemos que utilizar (que no es siempre).
Dejo este vídeo que espero que te impacte tanto como a mí:
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