Todo el mundo tiene un límite. Todo el mundo tiene una fibra que cuando se la tocan, salta. Aquí están los que saltan pronto y a los que les cuesta saltar. Pero todo el mundo tiene un límite que no hay que sobrepasar, porque ya no hay retorno. Tú puedes ser buena persona, y aguantar 20 desaires, pero en el 21, te hierve la sangre, sientes un fuego en la entrañas que crece que hace que no vaya a haber un 22. Han sobrepasado tu límite. El asunto es infinitamente peor cuando condiciona la confianza, porque cuando se pierde la confianza en alguien, la recuperación, si se puede dar, lleva mucho tiempo, a veces no hay tiempo suficiente. Dedicado a los tocafibras y a los que juegan siempre al límite de la paciencia de los demás, y a los que se pasaron y ya no hay retorno…
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