Hay gente que vive en el cielo. Les apasiona su trabajo. Se forman fuera de él, investigan, desarrollan. Ayudan a otros, crean buen clima, contagian. Creen en lo que hacen, y en buscar un futuro mejor para su organización. Son optimistas, luchan y consiguen. Estos son los ángeles en el trabajo. Nosotros, tenemos bastantes.
Hay personas que viven en la tierra. Trabajan porque hay que trabajar. Necesitan vivir y llevar un salario a casa a fin de mes. Realmente, no les importa el desarrollo, ni de ellos ni de la empresa. Lo que les importa es que la empresa siga operativa hasta su jubilación. Hacen bien su trabajo, son cumplidores, pero no les pidas nada adicional. Estos son los humanos.
Hay gente que vive en el infierno, no les gusta su trabajo, algunos hasta lo odian. Les da igual que la empresa se hunda. Hacen lo mínimo para que no les echen. No se involucran en nada, se quejan de todo, y no ayudan a los de su alrededor. Allí donde van contaminan. Están porque un día algún insensato les contrató. A pesar de todo, no se van. El juicio final, si existe, es después de muerto, y no creo que haya que anticipar el infierno en vida a la jornada laboral. Estos son los demonios.
Ojalá que en este 2017 tu empresa esté entre el cielo y la tierra.
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