Siempre he considerado que lo importante en la estrategia es saber hacia dónde vas y poder ubicarte (más o menos) en qué punto del camino te encuentras. Para mí, no es una cuestión de exactitud, es más de bulto.
Por ello, no creo en un seguimiento de la estrategia mensual, con un macro- Excel en el que hay que cumplir si o si todos los objetivos marcados a la milésima. Me resulta más interesante medir si estás remando en la dirección adecuada y cuán lejos estás del puerto destino. Poder medir que si quieres ir de Pamplona a Barcelona, no estas yendo hacia Galicia, y más o menos en qué punto del viaje te encuentras.
Tenemos que ser conscientes de que la reflexión y la implantación son a largo plazo, con lo que el seguimiento no debería ser ni minucioso ni de frecuencia extremadamente corta. No obstante, es importante conocer en qué punto estás en el camino, ya que cuanto antes corrijas, mejor. Es decir, deberíamos tener una estrategia a largo, y una táctica en cada momento que necesitemos corregir el viaje. Tengo claro hacia dónde voy y cuál es mi destino final, pero regularmente analizo dónde me encuentro y decido por dónde paso.
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