Posiblemente tengas muy claro en tu cabeza lo que quieres comunicar y hagas un gran esfuerzo en comunicarlo, pero lo que la otra persona va a entender no lo decides tu. Para temas importantes, recomiendo pedir a la otra parte que verbalice lo que ha entendido de lo que has procurado comunicar. Basta con la siguiente pregunta; ¿Con qué te quedas?.
Hace años, en un reunión con toda la plantilla entre muchas otras cosas hablé de un tema concreto que era delicado. Posteriormente, pedí feedback de la reunión al equipo directivo. Una persona me dijo que había hablado poco del tema delicado, mientras que en opinión de otra, había hablado demasiado. El resto del equipo no se pronuncio al respecto. ¿Cómo puede ser que personas de un mismo equipo, con el mismo nivel de información, con experiencia empresarial similar, el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar, tengan opiniones contrapuestas sobre un mismo tema? Si estas personas, que tenían cierta afinidad y pertenecían a un mismo equipo lo ven así, ¿cómo lo vería el resto?
Sencillamente porque cada uno percibimos las cosas de manera diferente. Cada persona tiene su mundo, vive en él, y ve y entiende las cosas desde su perspectiva. Y ésta se forma en base a experiencias pasadas, educación recibida, valores inculcados,… Por ello, cada uno va a entender lo que comunicas según su propia percepción, según los condicionantes de su propio filtro.
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