Tendemos a opinar categóricamente desde nuestra realidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, un problema acepta múltiples soluciones, y en otros una combinación de ellas. Nos cuesta aceptar que la solución no sea la nuestra, y esto tiene que ver con la humildad, la empatía y la valoración que hacemos sobre la gente que tenemos alrededor.
Quizás debiéramos empezar por plantearnos cuál es el objetivo. Normalmente, el objetivo es buscar la solución a un problema, el objetivo no es TU solución. Para ello, hay que mirar más arriba, de forma global, y detenerse constantemente a hacernos la pregunta de “¿cuál es el objetivo?”.
En una organización, normalmente, tu solución a un problema es una contribución al resto de opiniones de otras personas, que en conjunto, conforman una solución global e ideal al mismo. La pluralidad y los distintos enfoques de distintas personas ante un problema, enriquecen la solución, y es una vía de compartición y aprendizaje conjunto.
En numerosas ocasiones he enfocado problemas desde mi perspectiva, y al abrirlo a otros, he sido consciente del enriquecimiento que ha producido la contribución de otros a la solución. Me he dado cuenta de que todo no siempre es lo que parece…
Una…
Y otra vez…
Y otra…
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