Si llueve porque llueve, y si sale el sol, porque sale el sol. La falta de alegría contaminante. El pesimismo contagioso. La alegría de la huerta. La chispa de la vida. La reina de la fiesta.
Obelix de pequeño cayó en la marmita de poción mágica que preparaba Panorámix y ésta le dio una fuerza excepcional e inagotable. Hay personas que de pequeños cayeron en la marmita del pesimismo. Y si, también son inagotables, pero agotan a los demás.
Una persona puede tener malas rachas. No todos los días son iguales, de hecho, ninguno es igual al anterior. La vida de una persona tiene altibajos, y unas veces estás mejor y otras estás peor, y esto es humano y comprensible. Lo que es incomprensible es que todos tus días sean bajos, porque tú eliges tu actitud, y cómo te enfrentas a lo que te toca vivir en cada momento. Tú no eres el único que tiene problemas. Espabila. Afróntalos.
La gente pesimista por naturaleza te argumenta que se ponen en la peor situación, y así, si no ocurre, pues mejor, y si ocurre, pues ya se había hecho a la idea. Pues no. Porque creas una nebulosa infecciosa alrededor tuyo. Porque todo son malos augurios y quejas. Y porque ni todo está mal, ni el mundo se va a la mierda, ni esto es el apocalipsis. Porque no vives solo, hay que aguantarte y eres contagioso. Y cuando este pesar corre por la organización, es difícil construir, y más con ilusión. Además, has de saber que el ser humano tiene la capacidad innata de padecer el dolor de algo que no ha ocurrido con la misma intensidad que si hubiera ocurrido. Somos capaces de sentir los mismos efectos. Así que si eres pesimista, sufres mas.
Enfoquemos las cosas desde una perspectiva positiva, y si ocurre algo malo, lo vivimos cuando lo tengamos que vivir, y no antes. Enfoquemos en positivo. Además, somos latinos, con lo que si ocurre algo malo, pues ya improvisaremos. ¡Ahorita mismo!
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