Dirigir una actividad empresarial te obliga a una entrega total y absoluta. De ti depende la supervivencia de un montón de familias y eso conlleva mucha responsabilidad. Por mucho que te paguen, posiblemente no merezca la pena, salvo que realmente te guste mucho lo que haces. Porque estas vendiendo tu tiempo, en definitiva, tu vida, con horas de sueño, preocupación constante, poca dedicación a tu familia y amigos, viajes constantes, cansancio acumulado, … en definitiva, horas del reloj de tu vida. Y esto solo se puede llevar si te apasiona lo que haces y tienes una recompensa personal. En la mayoría de los casos el esfuerzo de dirigir un negocio no se puede pagar con dinero.
Conducir un negocio es un tema de entrega, de entrega a una causa, sea cual sea tu negocio. Cuando eres propietario y diriges el negocio es obvio, pero cuando no lo eres, solo se puede entender esta dedicación si te sientes propietario. Es decir, aun no siendo propietario del mismo, para ti es tu empresa. Repito mucho que todos los que trabajamos en una empresa somos propietarios de la misma mientras estamos en ella. Realmente somos usufructuarios. Porque si vivo de ella, la empresa es mía y la siento como tal.
Ahora bien, la dirección es complicada …
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Me ha gustado, muchas gracias.