Es importante tener un mapa, pero luego hay que contrastarlo con la realidad. Es decir, hay que hacer el camino. Diseñar el mapa es la parte sencilla, el papel lo soporta todo, las complicaciones comienzan cuando se empieza el viaje. Pero solo con el mapa no hay aventura. La aventura consiste en diseñar la estrategia (mapa) y pasar a la acción (viajar). En ocasiones habrá que escribir sobre el mapa inicial, e ir actualizándolo a medida que recorremos el camino, ya que nos encontraremos con problemas a lo largo del viaje. Porque nada es estable, empezando porque cuando a medida que yo avanzo cambia el entorno, pero también cambio yo mismo. El mapa teórico se construye desde tu mesa de trabajo, el real, se conforma a medida que avanzas. Tener un mapa ayuda siempre, porque nos orienta en saber dónde estamos y hacia donde tenemos que ir. Por último, el mapa es personal e intransferible. Mi mapa me sirve a mi, al igual que el mapa de mi empresa sirve a mi empresa. Tú con mi mapa poco puedes hacer. Tu empresa con el mapa de mi organización tampoco. Sencillamente, no lo sabrás interpretar…
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