Ser jefe no significa que te tengas que ir el último. Lo primero, porque das un mal ejemplo a todo el equipo, y lo segundo, porque significa que eres incapaz de hacer tu trabajo en el tiempo asignado. Siempre he odiado esas organizaciones en las que la gente se queda por temor al “qué dirán” si me voy a mi hora. En mi primer trabajo, se pagaban horas extras a la gente de planta, pero se pagan en múltiplos de 60 minutos. Me espantaba ver a la gente con la ficha en la mano delante del reloj de fichar esperando a que diese la hora en punto para fichar. El problema no eran ellos, era el sistema, mejor dicho, de quien había decidido e implantado el sistema. Con el tiempo lo quitó.
Lo normal, es que te vayas a tu horario, pero habrá veces que te tengas que ir antes del horario, y habrá veces que te tengas que quedar un poco más porque el trabajo lo requiere. Y es normal. Es imposible regular el trabajo de todo el mundo para que dé 8 horas diarias. Si te tienes que quedar siempre, tenemos un problema; o tienes demasiado trabajo o eres un poco “paquete”. Lo normal es que la gente salga a su horario, y en determinadas ocasiones tenga que trabajar un poco más porque “el deber te llama” y en ocasiones menos. Nada de estar porque hay que estar. Para eso ya tenemos las plantas.
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