CASTIGAR EL ERROR

Sin error no hay aprendizaje. Debemos dar espacio a las personas para que puedan probar diferentes soluciones ante diferentes situaciones o problemas.  Muy pocas cosas salen a la primera, y si castigamos el error, seremos una organización que no avanza. Castigar el error establece los límites del terreno de juego, con lo que nuestras personas solo jugarán dentro de esas líneas, limitándonos a ver todas las mejoras e innovaciones que están un poco más allá. Y esto forma parte de la cultura de cada organización, o dejas jugar y experimentar, o no dejas. Es una decisión de si quieres que tu gente tenga mente abierta o mente cerrada.

Ahora bien, del error hay que aprender, y hay que establecer ciertos límites, ya que lleva coste asociado. Debemos estar abiertos a que el error sea parte del aprendizaje y tenga un coste, considerando ese coste como parte del plan de formación, pero no podemos permitirnos tener gente que falle sistemáticamente y en todo lo que hace. Como en todo, el término medio.

Para ejemplo, lo de este arbitro. Yo no lo hubiera sancionado. Buscó una solución para hacer lo mismo de otra manera sin que afectase al resultado final… ¡Me parece genial!