Durante un tiempo participé tanto en las contrataciones como en los despidos de la gente que no dependía directamente de mí. Posiblemente, lo hacía para apoyar, respaldar o defender a la gente que estaba directamente a mi cargo. La realidad, es que en estas situaciones desagradables, normalmente acababa tomando la batuta yo.
Con el tiempo me dí cuenta de era un grave error. Yo tengo que encargarme de contratar y despedir a la gente que depende directamente de mí, pero es el responsable directo quien tiene que contratar y despedir a su gente:
Una persona deberá despedir cuando se le ha dado la potestad para contratar.
Aquel que se tiene que encargar de contratar habiendo despedido, ya sabe lo que es no dormir la noche anterior, con lo que procurará hacer muy bien la contratación para no tener que pasar por ello.
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