Está claro que cuando nos queremos entender, nos entendemos, y cuando no queremos hacerlo, no lo hacemos. En una conversación es necesario que ambos pongamos un poco de nuestra parte para poder entendernos. Resulta frustrante que personas puedan ir a una negociación, reunión o conversación con ideas inamovibles, y no estando dispuestos a escuchar a los demás. Así poco avanzaremos.
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