Cuando una persona no quiere trabajar, es difícil hacer que lo haga. Necesitamos un policía que esté detrás de él, y esto hace que la tarea que se realiza sea cara. Las empresas deben funcionar con gente que quiera trabajar. Con personas que se involucren y se ilusionen con el proyecto.
La solución es más sencilla que el control. Cuando uno no quiere hacer nada, hay que pagarle nada:
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