DABIZ MUÑOZ

2 marzo, 2019. 0 Comentarios
DABIZ MUÑOZ

DABIZ MUÑOZ

2 marzo, 2019 / 0 Comentarios

La certeza de que nuestro peor día debería ser un 9,5, ocurra lo que ocurra, y también la seguridad de que el salto de ese 9,5 al 10, mi propio concepto del 10, es lo que marca la diferencia, lo que realmente hace que nuestra comida te haga explotar las papilas gustativas y la gente se vaya a casa pensando que nunca ha visto, sentido y saboreado nada igual…

Una insatisfacción constante ante lo conseguido y ante nuestros éxitos, que aunque siempre he pensado que haciendo lo que hacemos somos buenos, siempre creo que todo podría estar mejor.

Por definición pienso que las cosas nunca están acabadas, que siempre se puede ir más allá, que siempre se puede mejorar, que nunca nada es lo suficientemente bueno…

No hay que parar nunca, hay que vivir en un caos alegórico y controlado pero eminentemente creativo. La innovación como motor de progreso y mejora constante.

Porque ese dicho terriblemente manido y mediocre por definición, inmovilista y conservador de que “si algo funciona no lo cambies”, yo no lo compro, no me interesa. Si algo funciona cámbialo, mejóralo constantemente y te asegurarás así que nunca va a dejar de ser bueno, que nunca dejará de evolucionar y te obligará a ser una versión mejorada de ti mismo.

No quiero parecerme a nadie, quiero que lo que hago sólo lo haga yo y además quiero que sea mejor que nada, y ser mejor que nadie; joder, no puedo evitarlo, siempre tengo hambre de más. Reconozco sin rubor que soy asquerosamente competitivo desde que tengo uso de razón, y debo confesar que me gusta, quiero ser el número uno, quiero serlo de verdad, llevo invertidos años y millones de horas totalmente imbuido en mejorar, perfeccionar y ampliar mi talento como si de un músculo se tratase, quiero ser mejor que yo mismo el día anterior, siendo esto aplicable a cualquier profesión o ámbito de la vida, esa actitud, de querer ser el número uno, ya sea haciendo hamburguesas, enyesando una pared o conduciendo un autobús… Amo irremediablemente a la gente que quiere ser el mejor haciendo lo que hace, porque aunque nunca lo consiga, esa forma de entender la vida es pura esencia de vida, es una de las mejores vías para encontrar motivación y que consigan sus retos y no sólo eso, es la mejor forma de encontrar el éxito en lo que se hace. Tu propio éxito y no el que marcan los cánones preestablecidos por la sociedad. Y aquí, una vez más, no hay otro camino, sólo quiero a mi alrededor gente con hambre en los ojos, gente con ganas de ganar, gente con ansias de pulir y mejorar su talento, ese músculo oculto dentro de nosotros que mueve el mundo, que mueve masas y que la gente olvida que tuvo en su vida y lo dejó marchitar porque se dejó arrastrar hacia lo que la vida le fue deparando y se conformo con ello. No dejes que te ocurra, no dejes que nadie te diga que no tienes talento, lucha, sácalo y demuéstrale al mundo porque piensas que eres bueno.