Cuando alguien se incorpora a una nueva organización, lo hace ilusionado (si no, mal empezamos). Lleno de energía y con ganas de contribuir en un proyecto nuevo. Las empresas tenemos que tener especial cuidado en hacer bien el proceso de aterrizaje, ya que para esa persona ilusionada, el cambio es brutal. Lo realmente duro para la empresa es ser capaz de mantener esa ilusión inicial de las personas a lo largo del tiempo. Al igual que el aterrizaje, esto se trabaja, pero es mucho mas difícil, ya que requiere un esfuerzo constante. Se trata de poner el foco en las personas.
Por que, ¿preferimos tener gente ilusionada o desilusionada en la organización?
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