El orden de los factores muchas veces sí altera el producto. No es recomendable hacer y después diseñar, de la misma forma que tampoco lo es hablar antes de pensar. Muchos de los fracasos, de los males entendidos, de las resistencias y rechazos, de las incomprensiones … vienen por haber alterado el orden de ejecución entre entre el pensar y el actuar. Primero pensamos, y luego actuamos, no al revés.
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