En todas las organizaciones hay gente que va a su bola, es pura estadística. Dentro de los que van a su bola hay dos grupos; los que trabajan bien, hacen sus 8 horas y se van, y los que no trabajan bien y normalmente contaminan (me refiero a los crónicos, no a aquellas personas que puedan estar pasando un momento puntual adverso y afecte a su trabajo). Los primeros, para mi, tienen sitio en nuestra organización, los segundos no. El primero cumple con su cometido, pero no quiere mayor implicación, y es respetable, sus motivos tendrá. A los segundos no hay que dedicarles más tiempo que el que cuesta despedirles. No generan nada positivo, ni siquiera les correspondería su salario íntegramente al 100%. Lamentablemente, la mayoría de la organizaciones pierden el tiempo con el segundo grupo intentando que trabajen y se comporten correctamente.
Hace años me sorprendió mucho un comentario de nuestros abogados; “la mayoría de las empresas no despiden a la gente que no trabaja bien, sois de los pocos”. Para mi es un tema de justicia:
Ahora bien, es más sencillo no tener que despedir y hacer la vista gorda. También más barato, y te lo dice alguien que ha pagado grandes sumas de dinero por sacar a personas de la organización. Mereció la pena, descansamos todos.
En una empresa de tamaño mediano o pequeña no puede haber nadie que no trabaje bien. Si por ejemplo, en el departamento de compras tenemos dos personas, y una trabaja mal, el 50% del departamento no funciona. Posiblemente en una empresa de 3.000 personas, en un departamento de compras de 30 personas, si uno falla ni se nota, el resto asume parte de las funciones.
Siempre es mejor construir que destruir. Y la vida, además, te devuelve lo que das, así que construye. Y si eres de los que va a su bola, que seas de los del primer grupo…
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