Es más fácil que consolide lo que se hace por evolución, ya que se van construyendo las bases necesarias en el tiempo. Es menos arriesgado introducir pequeñas modificaciones en lugar de realizar grandes saltos. Sin embargo, no es posible realizar todos los cambios necesarios por evolución. En ocasiones hace falta una revolución, que normalmente obedece a una necesidad de cambio apremiante. La revolución se da ante una urgencia, cuando se necesita un cambio rápido para salvar un tema en cuestión. En una evolución, la gente no es tan consciente del cambio, ya que hay que mirar muy atrás para percatarse del gran cambio que se ha materializado. En una revolución el cambio es evidente, vida o muerte.
Para mi es preferible el cambio por evolución, pero cuando no es posible, no es posible, y hay que revolucionar…
Totalmente de acuerdo. En Asturias lo llamamos “Orbayu” (esa lluvia típica del norte, que parece que no es fuerte, pero que al cabo de poco tiempo te cala hasta los huesos). Muy importante el concepto de que los cambios por evolución son (creo incluso que debería tratarse de que así fueran) apenas imperceptibles para quienes son sujetos de esos cambios; salvo que miren hacia atrás. Además es una buena estrategia para minimizar la resistencia al cambio (si no te das cuenta del cambio, difícilmente te opondrás a él,…).
Por último, no sé si era éste el sentido del video; pero cuando se trata de articular varios cambios a la vez, lo lógico es que la organización acabe como los gatos: tocándolo todo, pero sin que a la larga, cambie nada. Sería un más un “hacer” que un “conseguir”.
Como casi siempre, acertado. Un saludo.