La mayor amenaza de una empresa debiera estar fuera. Nosotros nunca deberíamos ser una amenaza para nosotros mismos. Sin embargo, a veces ocurre; malos rollos entre personas, mal ambiente, conflicto social, incompetencia, relajación, escaqueo, desinterés por el proyecto… y así una larga lista. El “enemigo” debiera estar fuera, nunca dentro del colectivo que integra la organización. Así que arrima el hombro y a remar, que seguramente que nos encontraremos con olas gigantes, viento, otros remeros,… que no dependen de nosotros.
El enemigo está fuera…
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