Permíteme reivindicar el derecho a dudar. Vivimos en un mundo acelerado. Todo es rápido. Todo es para ayer. Debes contestar a tus mails al poco de recibirlos, los WhatsApp ni te cuento. Parece que no hay derecho a la duda. Todo tiene que ser sí o no, blanco o negro, cero o uno, on off. Existen términos intermedios pero generan duda. Dudar es bueno porque invita a la reflexión, al cuestionamiento, al planteamiento de diferentes escenarios, opciones, oportunidades y vías de solución. Dudar nos permite profundizar en los asuntos y evitar dar respuestas superficiales que nos llevarán a problemas derivados. Si no dudamos solo vemos una dirección cuando posiblemente hay cientos de ellas. Si no dudamos no nos permitimos parar y reflexionar. En ocasiones es necesario ir más despacio para decidir mejor…
Totalmente de acuerdo, estamos en la era en la que todo debe ser inmediato y “ya”.
No hay duda que se deben tomar decisiones, pero que no se nos olvide que estas deben de ser buenas, y eso conlleva reflexionarlas y trabajarlas.