Hoy en día la empresa que no sea capaz de innovar y mejorar tiene los días contados. Considero que la mejora continua es un trabajo que se realiza a medio plazo, mientras que la innovación, es a largo plazo. Para completar todos los plazos, nos queda el corto, que es el día a día. Después de mucho tiempo he entendido y asimilado, que tanto la mejora como la innovación no pueden gestionarse desde el día a día. Tienen que existir personas que trabajen en el día a día, y personas que trabajen en el futuro, desligadas del día a día. Si las mismas personas se dedican al presente y al futuro, el tiempo que se dedica a este último es el tiempo que sobra después de terminar con el día a día. Muy poco. Y esto es muy peligroso, porque estamos centrados en resolver los problemas de hoy pero no los de mañana.
Hace años tuvimos un consultor que decía que era como una H.
El presente y el futuro están claramente separados. Hay gente que trabaja en el presente que viaja al futuro, y gente que trabaja en el futuro que viaja al presente, ambos trabajan en colaboración.
Sin embargo, la H tiene sus peligros. El principal, que se rompa el palo de en medio, y nos queden dos i’es. Por ello, opino que para la que la innovación funcione, tenemos que hacer que sea una forma de vivir dentro de la organización. Hay personas que sólo se dedican a eso, pero todas las personas dedican parte de su tiempo a innovar (aunque sea el tiempo que les deja el día a día). Para mi innovar es ver donde otros no ven (y llevarlo a la practica), y no podemos dejar el futuro de la organización en manos de 3 o 4 videntes, porque quizás pasen largos periodos sin ver. Cada persona puede innovar desde su puesto de trabajo, aunque no sea su principal tarea.
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