Pues si, un clásico, yo no puedo motivar a nadie. Si alguien no quiere hacer algo, no lo hará por mucho que yo le aplauda. Si una persona no tiene la actitud adecuada para hacer algo, el equipo de animadores externos no va a conseguir que lo haga a su 100%, hará lo que él considere. Las organizaciones nos tenemos que preocupar de crear espacios de trabajo donde la gente se sienta a gusto, y voluntariamente quiera dar su 100%. El contrato de trabajo no obliga a nadie a estar motivado. Le obliga a realizar unas determinadas funciones por las que se le paga. En ocasiones, la gente no cumple ni con eso.
La empresa debe crear las condiciones, pero es cada individuo el que decidirá si aporta algo más que lo meramente estipulado en su contrato o no.
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