He leído en varias ocasiones y he reflexionado bastante sobre la vida en el trabajo. Trabajamos 8 horas al día, que sobre 24 horas, suponen un tercio del día. Tenemos que tener mucho cuidado en elegir bien dónde queremos trabajar, porque puede ser el cielo o el infierno.
El tiempo es vida, en cada cosa que invertimos tiempo dejamos vida. Por ello, debemos dejar vida en proyectos que merezcan la pena, no en cualquier cosa.
Normalmente, todos trabajamos por dos motivos; por dinero, para poder subsistir o vivir bien, y para desarrollarnos. Leía hace poco que el dinero lo conseguimos invirtiendo nuestro tiempo, que por lo tanto es vida. Es interesante reflexionar y llevar todo el tiempo invertido en cualquier cosa en minutos de vida. Es decir, compramos cosas materiales con vida. Es dinero que nos ha costado parte de nuestra vida. Las cosas materiales que adquirimos nos dan una felicidad efímera. Al principio, tratamos las cosas con cuidado, y al cabo del tiempo nos olvidamos de ellas. La verdadera felicidad es espiritual, no material. Cuando te mueras, te llevaras contigo todas las experiencias vividas, no te entierran ni con tu coche, ni tu tele, ni tu Iphone, tampoco habrá Netflix. Quizás debiéramos plantearnos si vivimos para trabajar o trabajamos para vivir. Cuestiónate si el proyecto en el que estas te da o te quita vida. Si sube la marea y te vas ahogando…
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