No se trata solo de hacer, sino de realizar lo que hay que hacer. Poner el foco en las tareas que aportan valor. No sirve de mucho hacer gran cosa de algo que no sirve para nada o aporta poco. Sabes, que si corres en la dirección equivocada, cuanto más corras, más lejos estará del destino al que verdaderamente quieres ir.
Te recomiendo que te centres en las tareas que aportan valor. Para ello:
Realiza un listado de todas las tareas que realizas.. Puede realizarse de memoria, pero suele ser recomendable anotar absolutamente todo lo que se hace durante una semana. Nota: Todo es todo.
Después clasifica las tareas entre las que añaden valor y las que no añaden valor. Nos centramos sobre estas últimas.
Decide qué hacer con estas tareas que no aportan valor:
Eliminarlas: Nos sorprendemos muchas veces cuando dejamos de hacer algo y no pasa nada.
Reducir: quizás puedas hacer menos de lo que haces y tampoco pasa nada.
Cambia la periodicidad: Cosas que hacemos todas las semanas y que con hacerlas una vez al mes es suficiente.
Delega: a veces las tareas las puede hacer gente de tu equipo si lo tienes.
Reparte: esto es en el caso de que la tarea no sea tuya de que sea de otro departamento o persona.
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