Es muy difícil, por no decir que imposible, que a todo el personal le agrade el cambio. Cada uno es de su padre y de su madre, y ha tenido vivencias y experiencias diferentes a lo largo de su vida. Por ello, hay gente que enseguida se anima y se adapta, y hay otras personas que necesitan meses, años o simplemente, no se van a adaptar nunca. Hay que entenderlo.
Normalmente, pretendemos que todo el mundo se adapte rápido a la nueva situación, pero esto no es posible. Creo que hay que trabajar en global y en específico. Es decir, determinadas medidas que afecten a todos, para ir sentando base, pero también hay que trabajar con un colectivo piloto acciones especificas. Hay que segregar el colectivo en subgrupos, y buscar aquellas personas activas y que se adaptan rápido. Trabajar sobre estas, y cuando estén dentro, coger otro colectivo, y así hasta tener una masa suficientemente grande que vaya sola.
Cuando comencé mi vida profesional me tocó implantar la captura de datos en planta en la zona de inyección de la empresa. Dediqué tiempo a formar de manera individual a cada persona. Todo iba muy bien hasta que llegué a Jesús, que me dijo: Yo no quiero aprender. Jon, tú has hecho muy bien tu trabajo, vete donde el gerente y dile que a pesar de que querías enseñarme, no quiero aprender. Lo intenté 3 o 4 veces, y al final me fui a hablar con el gerente, que dio el caso por perdido, ya que se trataba de un trabajador cercano a la jubilación, era socio de la empresa….
El caso es que al mes todo el mundo utilizaba la captura de datos en planta, menos Jesús, que seguía rellenando los datos a mano. Al segundo mes, un día que estaba en planta me sorprendió ver a Jesús usando el sistema de captura. Había preguntado a sus compañeros, y estaba empezando a funcionar como los demás.
La inercia arrastra. Cuando consigues una inercia del 80% el resto entra o se siente fuera, que es lo que le pasó a Jesús. Es difícil arrastrar a 80% de inicio y de golpe, pero seguramente podrás arrastrar al 20%, luego a otro 20%, después a otro 20% y finalmente al último 20%, llegando al 80%. El 20% que falta para llegar al 100%, déjalo, entrarán o saldrán. Centra tus esfuerzos en la gente que merece la pena.
Hay muy poca gente que sea capaz de arrastrar el 100%:
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