En los primeros 30 segundos de tensión cometemos los mayores errores de nuestra vida. Sale la bestia que llevamos dentro. Aflora la emoción anulando completamente la razón. Si, ya sé que te hierve la sangre. Para, respira hondo, cuenta hasta diez, o hasta cien. Después actúa. En ocasiones no basta con respirar o contar hasta diez, tenemos que dejar posar más tiempo, incluso días.
Hay gente que dice que es así, que es de «prontos». Que saltan y luego recapacitan. Que hablan y luego piensan. Que la lengua les va más rápido que el cerebro. Muy bien, pues a ti y a tus «prontos» que te aguanten en tu casa. Te los guardas para ti. Los hay de dos grupos, los que son conscientes y los que no. Los primeros, recapacitan después de la acción y piden perdón, los segundos le están asaltando ya a otro.
Todos podemos cambiar. Debemos ser conscientes que trabajamos con más personas, y tenemos que hacer el esfuerzo por adaptarnos a los demás. Las reacciones fuera de tono se trabajan. Es un trabajo personal surgido de una necesidad propia de cambio (esta frase es una forma suave de decir que ya no te aguanta nadie)…. Hay que poder responder desde la calma. Desde la decisión analizada y madurada. Sería muy divertido que todo el mundo fuera de «prontos» en una empresa. Sería un dialogo de besugos continuado.
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