Puedes tener la mejor herramienta del mundo que si no sabes utilizarla no sirve para mucho. Nos obcecamos por estar a la última, y por seguir la moda. Normalmente, necesitamos mucho menos de lo que la herramienta es capaz de hacer. Debemos adecuar la herramienta al uso que realmente queremos darle, y obtener el máximo rendimiento posible. Muchas veces sobredimensionamos, y nunca llegaremos utilizar la mayoría de las aplicaciones de la misma.
Piensa mucho en lo que necesitas, y adapta la herramienta a esa necesidad.
Para muestra el siguiente vídeo:
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