No podemos hacer que todo el mundo sea feliz en el trabajo. Las medidas generalistas no funcionan con todos. Hay gente que no es feliz ni de vacaciones, así que, ¡cómo va a serlo mientras trabaja!. Es su problema, no nuestro. Es fundamental, darse cuenta y no desperdiciar esfuerzos en gente irrecuperable, hay que centrase en los demás. Muchas veces las organizaciones se centran en este tipo de personas, sin darse cuenta que cualquier esfuerzo es baldío.
No podemos forzar a la gente a que sea feliz, es una decisión de cada uno. La empresa debe crear el ambiente para que se unan, pero no les puede obligar, es una decisión personal. Preparas el carnaval y repartes invitaciones, pero luego cada uno decide si se disfraza e incluso si desfila. Se trata de invitar a las personas, no de obligarles a hacer algo que no desean o en lo que no creen. Algunas personas se disfrazan enseguida, otras necesitan meses, otras años, y algunas no se disfrazarán nunca. Ocúpate de celebrar el carnaval con los que están disfrazos, no de que se vistan los que no quieren.
Tenemos que aprender a valorar más lo que tenemos, y no lo que nos falta.
Disfruta en la medida de lo posible trabajando… se feliz. Son 8 horas al día, 1/3:
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