Cuando alguien no quiere cambiar, no te molestes, no hay nada que hacer. Dale espacio y tiempo, y quizás más adelante entre. No sirve malgastar esfuerzo con los cabezones, ni aún siendo más cabezón que ellos. Es mejor dedicar ese tiempo a personas que realmente merecen la pena. Hay que trabajar personas que merecen la pena y conseguir suficiente inercia para que la organización cambie. El resto, entrará o se quedará fuera, pero no te desgastes ahí.
Te recuerdo el dicho árabe: ” puedes llevar el caballo a beber, pero es el caballo el que decide si bebe o no”.
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