Cuentos

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SOLO LOS BUENOS

James C. Hunter, en su libro La Paradoja, cuenta la historia de un famoso entrenador del equipo de fútbol americano de Notre Dame:

Holtz tenía fama de ser especialista en generar entusiasmo en los equipos que entrenaba y no sólo me refiero a los jugadores, toda su gente: técnicos, secretarias, asistentes, hasta los chicos que se ocupaban del agua están siempre llenos de entusiasmo. En cualquier equipo que entrenó tuvo una carrera espectacular… Bueno, a lo que iba, una vez le preguntó un periodista, ¿Cómo consigue que toda tu gente sea siempre tan entusiasta? y Lou contestó Muy fácil: elimino a los que no lo son.

Extraído del libro: Gestión de incompetentes

EL FOCO

En un castillo inglés existía una regla por la que los visitantes no tenían que pagar entrada para poder visitarlo, y eso atraía a la mayoría de los turistas llegados a ese lugar. Una vez dentro del castillo solo había una condición para no pagar la visita: esta se tenía que hacer con una cuchara en la boca llena de arena, y si no se caía ni un gramo durante el recorrido, este finalmente sería gratuito. Todos los visitantes, entusiasmados, aceptaban el reto, y recorrían el castillo ilusionados con poder llegar hasta el final sin perder ni un gramo del contenido de la cuchara.

Como resultado, la mayoría de los visitantes no pagaban la entrada material, pero pagaban un precio mucho mayor: no haber podido apreciar nada del interior castillo. Ninguno de los visitantes que llegaron con la cuchara llena de arena habían visto el interior de la fortaleza, sus valiosos cuadros, su arquitectura, porque únicamente habían estado mirando su cuchara para no derramar la arena.

CAMBIO

Un anciano se encuentra a un joven quien le pregunta:

– ¿Se acuerda de mí? Y el anciano le dice que NO.

Entonces el joven le dice que fue su alumno.

Y el profesor le pregunta:

– ¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?

El joven le contesta:

– Bueno, me convertí en Profesor.

– Ah, qué bueno ¿cómo YO? (le dijo el anciano)

– Pues, sí.

De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.

El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser Profesor.

Y el joven le cuenta la siguiente historia:

– Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su bolsillo.

Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:

– El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy.

El que lo robó, por favor que lo devuelva.

No lo devolví porque no quería hacerlo.

Luego usted, cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta encontrar el reloj.

Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.

Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.

Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando terminó, dijo:

– “Abran los ojos. Ya tenemos el reloj”.

Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio.

Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado el reloj.

Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre.

Fue el día más vergonzoso de mi vida.

Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente.

Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.

¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?

Y el Profesor responde:

– “Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba.”

Esto es la esencia de la docencia:

Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar”.

Autor: desconocido

EL DINERO

Es conocida la anécdota de Winston Churchill tomando un taxi para dar una entrevista en la BBC de Londres. Al descender, le pide al taxista que lo espere unos minutos. El chofer, que no le había reconocido,  le contesta con entusiasmo: “No puedo esperarlo porque tengo que ir a
casa a escuchar el discurso que Churchill va a dar por la radio.

Tras el momentáneo orgullo inicial, Churchill aplicó la prueba de fuego: Le alcanzó, en silencio, un billete de diez libras. Al ver la pequeña fortuna ofrecida, el taxista respondió: Esperaré el tiempo que sea, señor ¡y que Churchill se vaya al infierno!.
El legendario primer ministro inglés reflexionaría así al recordar el episodio:
“Los principios han sido modificados por el dinero. Las naciones se han vendido por el dinero, el honor se ha vendido por el dinero. Los hermanos se venden por dinero y hasta las almas se venden por dinero… ¿Quién le dio tanto poder al dinero que hizo de los hombres sus esclavos?.
¿Por qué no nos damos cuenta de que el amor al dinero está acabando con la dignidad del hombre?
El dinero podría comprar una cama pero nunca el sueño. Una posición pero no el respeto, puede comprar libros pero no la inteligencia.
Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.

TUS LÍMITES

Si pones unas cuantas pulgas en un tarro y cierras la tapa, inmediatamente empiezan a saltar para intentar escapar. Tras golpear la tapa varias veces, las pulgas finalmente se dan cuenta de que no pueden huir y dejan de intentarlo. Siguen saltando, pero no lo hacen tan alto. Si abres la tapa, las pulgas siguen saltando, pero no lo suficientemente alto como para salir del tarro. Ni siquiera se darán cuenta de que ya no hay tapa.

En las organizaciones esto es el pan nuestro de cada día. Las personas son el producto de sus experiencias. No sabemos a qué tipo de tapa han tenido que enfrentarse. Incluso si no hemos sido nosotros quienes la pusimos, nuestra obligación como líderes es quitarla y advertir a las personas que ya pueden volver a saltar con todas sus fuerzas.

Del libro: Pasos hacia la cumbre del éxito

NI DISCUTAS NI LUEGO MOLESTES

El burro le dijo al tigre:
– “El pasto es azul”.

El tigre respondió:
– “No, el pasto es verde”.

La discusión se calentó, y los dos decidieron someterlo a un arbitraje, y para ello concurrieron ante el león, el Rey de la Selva.

Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar:
– “Su Alteza, ¿es cierto que el pasto es azul?”.

El león respondió:
– “Cierto, el pasto es azul”.

El burro se apresuró y continuó:
– “El tigre no está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta, por favor, castígalo”.

El rey entonces declaró:
– “El tigre será castigado con 5 años de silencio”.

El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo:
– “El pasto es azul”…

El tigre aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león:
– “Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde”.

El león respondió:
– “De hecho, el pasto es verde”.

El tigre preguntó:
– “Entonces, ¿por qué me castigas?”.

El león respondió:
– “Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta”.

Fábula corta para niños: No discutas con burros

SIMPLICIDAD

Cuando Vijay abrió su tienda, colocó un cartel que decía: “aquí vendemos pescado fresco”. Su padre se paró delante de la tienda y le dijo que la palabra “vendemos” sugería un énfasis en el vendedor, el lugar de en el cliente, y no era necesario utilizar la primera persona del plural. De modo que cambiaron el cartel por “aquí se vende pescado fresco”.

Su hermano vino de visita y le sugirió que la palabra “aquí” podría eliminarse, ya que era superflua. Vijay estuvo de acuerdo y cambió el cartel por otro que decía “se vende pescado fresco”.

A continuación, su hermana intervino y le dijo que el cartel debería simplemente decir “pescado fresco”. Claramente lo que se hacía en la tienda era vender el pescado; ¿ qué otra cosa se podía hacer con él?

Más tarde, 1 de los vecinos se acercó a felicitar a Vijay por la apertura de la tienda. Y le mencionó que todos aquellos que pasaran por ella podían ver que el pescado era realmente fresco. Mencionar la palabra “fresco” hacía que el cartel pareciera en realidad defensivo, como si hubiera resquicio para la duda acercade la frescura del pescado. Con eso el cartel quedó reducido a una única palabra: “pescado”.

Mientras Vijay volvía a su tienda después de un descanso, se dio cuenta de que se podía identificar perfectamente al pescado por su olor a una gran distancia; de hecho, a una distancia desde la cual malamente se podía distinguir lo que había escrito en el cartel. Entonces se dio cuenta de que no era necesario incluir ni siquiera la palabra “pescado”.

Del libro: Presentación zen

Sin borrones: La fábula del gramático y el pescadero

VENDER LO QUE NO ERES

Una contable de éxito, que ha muerto atropellada por un autobús que iba a toda velocidad, llega a las puertas del cielo y es recibida por san pedro, que le explica que tendrá que estar un día en el cielo y otro en el infierno antes de decidir dónde quiere pasar la eternidad.

Con un gran temor, entra en el infierno y será sorprendida al ver un estupendo campo de golf, amigos y compañeros que le dan la bienvenida, una comida fabulosa e, incluso, un diablo encantador.

Al final de la jornada, deja el infierno a regañadientes para vivir su día en el cielo. La experiencia también es bastante buena, con las nubes, los ángeles, las arpas y los cánticos que ella esperaba.

San pedro insiste para que tome la decisión de su vida( y más allá). ¿ en qué lugar quiere pasar la eternidad: el cielo o el infierno?

Lo has adivinado: elige el infierno. Cuando vuelve allí, se encuentra una tierra baldía y a sus amigos vestidos con andrajos, recogiendo basura. No hay fiestas; solo miseria y desesperación.

La mujer le dice al diablo: no lo entiendo. Ayer estuve aquí y había un campo de golf y un club, comimos langosta, bailamos y lo pasamos estupendamente. A ahora veo un lugar desértico y todos mis amigos tienen un aspecto triste.

El diablo la mira y sonríe: “ Ayer estábamos contratando; hoy eres una empleada”.

CUÍDATE DEL QUE TE HABLA SIEMPRE TAN BONITO. - Periódico Enlace - Periódico  Enlace

DESPUNTA

Unos cazadores que después de abatir a una leona, vieron que esta tenía un parto espontáneo del que nacía un cachorro. Tomaron al recién nacido y se lo llevaron consigo. Al día siguiente cansados de cargar con él, se lo dieron a un pastor quien lo cuidó alimentándolo con la leche de las ovejas.
Casi un año después, el león vivía plácidamente entre las ovejas como cualquiera de ellas. Su identificación era tal que balaba, se quejaba, aburría, desafiaba a los mayores y se pavoneaba como hace cualquier oveja adolescente.
Un día mientras pastaban en un valle un león salvaje vislumbró desde la montaña un joven león pastando, esta sorprendente estampa le llenó de ira, por lo que se dirigió al mismo y le dijo ¿No te da vergüenza vivir así? ¿Cuándo se ha visto a un león viviendo como una oveja?
El león tan solo supo decir beee, por lo que el adulto le llevó a un estanque dónde al ver su imagen reflejada y tan igual al del león empezó a dudar de su condición. Nunca se le había pasado por la cabeza que podía ser distinto de las ovejas.
El joven dejó el rebaño y se fue con el león a las montañas, aprendiendo a cazar y a vivir en ellas. Un día, casi sin darse cuenta, lanzó su primer rugido que terminó por despertar su instinto, se había dado cuenta de quién era.
El león mayor sonrió de satisfacción, las cosas eran finalmente como debían ser.
Dicen los sufíes que ese rugido de león, cuando cae en la cuenta de su verdadera naturaleza, es igual al grito que emite una mujer o un hombre cuando descubre que él o ella es un ser humano. Porque los sufíes piensan que los seres humanos también tenemos ese problema: vivimos como ovejas sin saber que somos leones.

EL LEÓN ~Cuento Sufí~ - Santuario Camino Sagrado

NY

Todos los años se inauguran alrededor de mil restaurantes nuevos en Nueva York. Abren sus puertas con muchas ganas, repletos de confianza en sí mismos y con un marcado deseo de alcanzar el éxito. Al cabo de cinco años, ochocientos de ellos habrán desaparecido sin dejar rastro, por distintos motivos que son, en esencia, él mismo. Para que un restaurante o una expedición a la Antártida tengan éxito es preciso mantener la excelencia en el tiempo. No basta con servir buenos platos. No basta con tener una buena ubicación. No basta con trabajar el servicio, la formación, la marca, el liderazgo y la adaptabilidad. Y tampoco basta la suerte. Para sobrevivir es preciso combinar todos estos factores, una noche tras otra, el fracaso es la desaparición.

Del libro: el código de la cultura

 

Área metropolitana de Nueva York - Wikipedia, la enciclopedia libre

TODO VUELVE

Cuentan que en una ocasión un hombre quiso comprobar si lo que decían de Buda era cierto, por lo que partió en su búsqueda para demostrar que nadie era capaz de mantenerse inalterable ante las provocaciones. Finalmente, llegó ante la presencia de Buda y, con toda su ira, comenzó a insultarlo de manera cruel, lanzándole todo su odio con la intención de vejarlo y degradarlo. Sin embargo, ante aquel despiadado ataque de violencia verbal, Buda permaneció impasible con un gesto de compasión.

Cuando aquel hombre se quedó sin energía por la falta de reacción que esperaba para reavivar su fuego, Buda se dirigió a él y le dijo:

¿Puedo hacerte una pregunta?

¡¡Qué!!- respondió el hombre gritando despectivamente.

Si alguien te ofrece un regalo y tú lo rechazas, ¿ a quién pertenece entonces?

Sigue perteneciéndole a la persona que lo ha ofrecido- respondió enfurecido el hombre.

Tienes razón, mi querido amigo- respondió Buda con una cálida sonrisa-. Entonces, sí yo rechazo a aceptar tus insultos, ¿ a quién crees que pertenecen?

Sorprendido por la reflexión de Buda, el hombre se quedó sin palabras y se alejó pensativo.

Del libro: Donde tus sueños te lleven.

Métodos de Valoración de Inversiones (III): Tasa Interna de Retorno, TIR -  Finacoteca

CAMBIAR A LOS DEMÁS

El sufí Bayazid dice acerca de sí mismo:

De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios:  “Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”.

A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir:  “Señor, dame la gracia de transformar a cuántos entren en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y mis amigos”. Con eso me doy por satisfecho.

Ahora, que soy viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera orado de ese modo desde el principio, no habría malgastado mi vida.

Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad. Casi nadie en cambiarse a sí mismo.

Del libro: Donde tus sueños te lleven