Es difícil ser consciente de las cosas que están mal en tu organización cuando las ves a diario.

No todo se puede medir, no todo se debe medir. Las organizaciones pecamos en exceso de querer medir todo, pero no es necesario medir todo, y mucho menos analizarlo.

Tener suerte está bien, pero no puede ser tu única cualidad. En algún momento de nuestra vida todos hemos tenido suerte, y bienvenida sea, pero no podemos jugarnos todo a la suerte.

Como el buen vino, cada año que pasa estás mejor. Así que, si tienes pensado hacer una maratón, espera 10 años, que estarás mucho mejor que ahora.

Cuando un empleado no cumple, no cumple con la empresa, no cumple con su contrato y no cumple con ninguno de sus compañeros que acuden a trabajar 8 horas cada día.

La vida es un juego de cartas que tiene múltiples partidas. En diferentes ocasiones te da diferentes cartas. Las cartas a veces serán buenas y a veces serán malas.

Reflexiono estos días sobre la importancia del proceso y los elementos. Busco la analogía con la cocina. Si realizamos mal el proceso, el resultado será malo.

Cada negocio es diferente, a pesar de poder estar en el mismo sector. Debemos luchar contra lo genérico. Debemos ir a nuestra esencia y analizar qué es lo que nos hace diferentes de la competencia.

El proceso cuenta. No todos los medios son aceptables para alcanzar el resultado.

No es necesario ganar todas las batallas, lo importante es ganar la guerra. En ocasiones, es necesario ceder a pesar de considerar que tienes razón.

Pasamos mucho tiempo con nosotros mismos, pero nos conocemos poco. La autorreflexión es necesaria para conocernos y poder evolucionar desde lo que somos.

Lo que hacemos nos define. Las personas se generan una opinión sobre ti en función de lo que haces, no en función de lo que dices que haces o vas a hacer.