Suelo decir que quien no ha tenido hijos no sabe lo que es la paciencia.  Lo mismo ocurre con determinadas personas, son como niños, y la paciencia con ellos es necesaria.

Hace muchos años fuimos de agroturismo un fin de semana con la cuadrilla de mi mujer. Si no recuerdo mal, entre adultos y niños éramos una banda de 25.

Cuando alguien se incorpora a una nueva organización, lo hace ilusionado (si no, mal empezamos). Lleno de energía y con ganas de contribuir en un proyecto nuevo.

Mucha gente quiere obtener la recompensa sin haber realizado el esfuerzo. Es de necios pretender llegar a la cima de una montaña sin salir de casa.

“Tengo pronto” no es una justificación mediante la cual uno pueda hacer cualquier cosa.

Nadie regala nada. Se trata de trabajo, esfuerzo y constancia.
La vida te da la oportunidad de poder aprender continuamente cosas, de cualquier persona y en cualquier lugar.

Todos conocemos que lo importante es lo de dentro, la esencia. No se trata de lo que aparenta la persona, sino de lo que realmente es.

Cuando te gusta lo que haces, se nota. Mejor dicho, lo notan. El detalle y la atención es radicalmente diferente en aquellas personas que realizan su trabajo con ilusión.

Cuando un delantero deja de meter goles, deja de servir al equipo. Da igual que sea Messi, Cristiano o como se llame el delantero de tu equipo preferido.

Pues si, un clásico, yo no puedo motivar a nadie. Si alguien no quiere hacer algo, no lo hará por mucho que yo le aplauda.

Si un hombre no está satisfecho con lo que tiene, tampoco se quedará satisfecho con lo que no tiene. Para mi es una cuestión de mínimos y adaptarse. El mínimo que te permita vivir adecuadamente.

Somos buenos. Veo muchas empresas diferentes en mi entorno y conozco a mucha gente a lo largo del año. Empresas punteras en lo que hacen, y gente muy profesional y preparada para grandes cosas.