El otro día me preguntaban: ¿Qué es para ti lo más importante en una empresa?

La respuesta es tan sencilla como compleja. No hay una única cosa.

Solo seguimos lo que entendemos. Nadie sigue lo abstracto, hay que concretizar. Debemos tener especial cuidado con el propósito y los valores.

Es fundamental tener siempre presente la importancia de las tareas que tenemos que realizar, priorizarlas, y llevarlas a la agenda mensual, semanal y diariamente.

Todo a nuestro alrededor cambia muy rápido. Por ello, tenemos que saber movernos en entornos diferentes, y ser muy ágiles en el cambio.

Normalmente todo es mucho más sencillo de como lo programamos. Nos encanta complicarlo todo para que parezca mejor, pero que sea complejo no significa siempre que sea mejor.

La cultura de tu empresa posibilita e imposibilita. Culturas herméticas frenan el cambio, culturas abiertas lo acunan. Todos los años nos visita un equipo directivo de otra empresa.

No quiero cerrar el año sin despedirme de ti. Sinceramente espero que este año haya sido fantástico para ti, y deseo que el 2025 sea mucho mejor para ti y para los tuyos.

El resultado es consecuencia de cómo hacemos las cosas. Si queremos repetir un resultado a lo largo de los años, deberemos garantizar que el proceso que genera el mismo es el adecuado.

Necesario e imprescindible estar atentos a las señales del mercado y anticiparse a ellas. Todo habla. Desde tus clientes, proveedores, competencia,….

Las empresas debemos estar en constante búsqueda. Y esto nos lleva al cuestionamiento.

Desde hace unos años, hay dos factores que afectan a todas las empresas del mercado;

La incertidumbre: prácticamente cada año ocurre algo que nunca antes había ocurrido.

Es importante tener un valor diferencial respecto a tu competencia. Pero esto solo te ayudará si eres capaz de hacer que el cliente perciba tu valor y esté dispuesto a pagar más por ello.