Cuentos

Cuentos

LA RESPUESTA ESTÁ EN TI

En una ciudad de Grecia vivía un sabio, famoso por tener respuesta para todas las preguntas. Un día un adolescente, conversando con un amigo, dijo:

  • Creo que sé cómo engañar al sabio. Voy a llevarle un pájaro en la mano y le preguntaré si está vivo o está muerto. Si dice que está vivo, lo apretaré, y una vez muerto lo dejaré caer al suelo; si dice que está muerto, abriré la mano y lo dejaré volar.

El joven llegó hasta el sabio y le hizo la pregunta:

  •  sabio, el pájaro que tengo en la mano, ¿ está vivo o muerto?

El sabio miró al joven y le dijo

  • Muchacho, la respuesta está en tus manos

PENSAR

Un grupo de niños australianos hacían siempre la misma broma al más pequeño de todos. Le enseñaban dos monedas, una más grande( de 1 dólar australiano) y otra más pequeña (de 2 dólares) y le decían que eligiera una de ellas para quedársela. El pequeño siempre elegía la más grande(de menor valor), lo que provocaba la risa de los otros.

Cierto día, una persona mayor que paseaba por el parque donde jugaban observó la escena y vio cómo el pequeño elegía la de menor valor, pero mayor tamaño, y se quedaba con ella. Al ver cómo los demás se reían de él, le llamó para aleccionarle:

  • Mira hijo- le comentó- cada vez que te enseñen unas monedas y te den a elegir, debes tener en cuenta el valor que tienen y no solo el tamaño. De las dos que te han mostrado has cogido la más grande, supongo porque has creído que era la de mayor valor; sin embargo, es la más pequeña la que mayor valor tiene.

El niño le escuchó atentamente y le contestó:

  • Muchas gracias, señor. Le agradezco su consejo, pero ¿ si hubiera cogido la de más valor el primer día, cuántas veces me habrían dejado elegir? Probablemente, no habría ganado todos los dólares que me ha dado este juego.

COMPETITIVIDAD

Dos directivos iban por la selva y se encontraron con un león. Uno de los dos se dispuso rápidamente a cambiar sus botas por unas zapatillas deportivas y su compañero le dijo:

  • ¿para qué te pones las zapatillas si es imposible que corras más que el león que nos va a comer igual?

El otro le contestó:

  • Me pongo zapatillas simplemente para correr más que tú

EL EGO

Un científico había descubierto el arte de reproducirse a sí mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción. Un día se enteró de que andaba buscándole el ángel de la muerte, y creo doce copias de sí mismo.

El ángel no sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo. Sin embargo, como era un experto en la naturaleza humana, regresó al poco tiempo y le dijo a científico:

  • Debe de ser usted un genio, señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones de sí mismo; sin embargo he descubierto que su obra tiene un defecto, un único y minúsculo defecto.

El científico, enojado, de un salto y espetó:

  • ¡imposible! ¿Dónde está el defecto?
  • Justamente aquí- respondió el ángel mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones y se lo llevaba consigo-. Todo lo que hace falta para dejar al descubierto luego el ego es una palabra de adulación o de crítica.

CUANDO LA VIDA TE SACUDE



Vas caminando con tu taza de café, y de repente alguien pasa, te empuja y hace que se te derrame el café por todas partes…

– ¿Por qué se te derramó el café?
– Porque alguien me empujó

Respuesta equivocada:
Derramaste el café porque tenías café en la taza, si hubiera sido té…hubieras derramado té.
Lo que tengas en la taza… es lo que se va a derramar.
Por lo tanto… cuando la vida te sacude (qué seguro pasará) lo que sea que tengas dentro de ti, vas a derramar.
Puedes ir por la vida fingiendo que tu taza está llena de virtudes, pero cuando la vida te empuje vas a derramar lo que en realidad tengas en tu interior.

Eventualmente sale la verdad a la luz.
Así que habrá que preguntarse a uno mismo:
¿Qué hay en mi taza?
Cuando la vida se ponga difícil ¿qué voy a derramar? ¿Alegría, agradecimiento, paz, bondad, humildad? ¿O amargura, palabras o reacciones duras?
¡Tú eliges!

Ahora… trabaja en llenar tu taza con gratitud, perdón, alegría, palabras positivas y amables, generosidad y amor para los demás.
De lo que esté llena tu taza, tú eres el responsable.
Y mira que la vida sacude, sacude más veces de las que puedes imaginar!
Autor: Anónimo


EL LEÑADOR

Se cuenta que, una vez, llegó un nuevo leñador a un pueblo de Canadá e hizo amistad con 1 de los más veteranos de la comarca. Un día, comentó con 1 de ellos:

  • Tiene usted una buena hacha.
  • Sí, señor- contestó el leñador-. Tiene más de 50 años. La tenía ya cuando era chaval.
  • Pues viéndola no parece tan vieja.
  • Verá usted- respondió el veterano-. Es que he cambiado la cabeza cuatro veces y le he puesto seis mangos nuevos desde entonces; pero, aparte de esto, es exactamente la misma hacha.

Del libro: patologías en las organizaciones

LOS CUIDADORES DE FLORES DEL ZAR

Un buen día, un zar visitó uno de sus antiguos palacios y se encontró con un guardia en la entrada. Le preguntó qué hacía y este le explicó que estaba vigilando los parterres de flores. El zar se sorprendió por la respuesta, puesto que no había ni una sola flor en la zona y los parterres estaban secos. Empezó entonces a indagar.

Se enteró de que generaciones antes había habido un parterre con flores que había plantado una zarina a la que le gustaban mucho. En aquella época, los animales corrían por el jardín y pisoteaban las flores, motivo por el cual la zarina hizo montar una guardia de veinticuatro horas para vigilarlo.

Pasaron los años y la zarina murió. Nadie más se ocupó de esos parterres y las flores no volvieron a brotar. Sin embargo, seguía existiendo la figura del guardián del parterre, posición que mantenían año tras año, incluso sin haber flores.

Del libro: La invención de la bicicleta

SOLO LOS BUENOS

James C. Hunter, en su libro La Paradoja, cuenta la historia de un famoso entrenador del equipo de fútbol americano de Notre Dame:

Holtz tenía fama de ser especialista en generar entusiasmo en los equipos que entrenaba y no sólo me refiero a los jugadores, toda su gente: técnicos, secretarias, asistentes, hasta los chicos que se ocupaban del agua están siempre llenos de entusiasmo. En cualquier equipo que entrenó tuvo una carrera espectacular… Bueno, a lo que iba, una vez le preguntó un periodista, ¿Cómo consigue que toda tu gente sea siempre tan entusiasta? y Lou contestó Muy fácil: elimino a los que no lo son.

Extraído del libro: Gestión de incompetentes

EL FOCO

En un castillo inglés existía una regla por la que los visitantes no tenían que pagar entrada para poder visitarlo, y eso atraía a la mayoría de los turistas llegados a ese lugar. Una vez dentro del castillo solo había una condición para no pagar la visita: esta se tenía que hacer con una cuchara en la boca llena de arena, y si no se caía ni un gramo durante el recorrido, este finalmente sería gratuito. Todos los visitantes, entusiasmados, aceptaban el reto, y recorrían el castillo ilusionados con poder llegar hasta el final sin perder ni un gramo del contenido de la cuchara.

Como resultado, la mayoría de los visitantes no pagaban la entrada material, pero pagaban un precio mucho mayor: no haber podido apreciar nada del interior castillo. Ninguno de los visitantes que llegaron con la cuchara llena de arena habían visto el interior de la fortaleza, sus valiosos cuadros, su arquitectura, porque únicamente habían estado mirando su cuchara para no derramar la arena.

CAMBIO

Un anciano se encuentra a un joven quien le pregunta:

– ¿Se acuerda de mí? Y el anciano le dice que NO.

Entonces el joven le dice que fue su alumno.

Y el profesor le pregunta:

– ¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?

El joven le contesta:

– Bueno, me convertí en Profesor.

– Ah, qué bueno ¿cómo YO? (le dijo el anciano)

– Pues, sí.

De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.

El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser Profesor.

Y el joven le cuenta la siguiente historia:

– Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su bolsillo.

Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:

– El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy.

El que lo robó, por favor que lo devuelva.

No lo devolví porque no quería hacerlo.

Luego usted, cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta encontrar el reloj.

Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados.

Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.

Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando terminó, dijo:

– “Abran los ojos. Ya tenemos el reloj”.

Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio.

Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado el reloj.

Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre.

Fue el día más vergonzoso de mi vida.

Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente.

Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador.

¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?

Y el Profesor responde:

– “Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba.”

Esto es la esencia de la docencia:

Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar”.

Autor: desconocido

EL DINERO

Es conocida la anécdota de Winston Churchill tomando un taxi para dar una entrevista en la BBC de Londres. Al descender, le pide al taxista que lo espere unos minutos. El chofer, que no le había reconocido,  le contesta con entusiasmo: “No puedo esperarlo porque tengo que ir a
casa a escuchar el discurso que Churchill va a dar por la radio.

Tras el momentáneo orgullo inicial, Churchill aplicó la prueba de fuego: Le alcanzó, en silencio, un billete de diez libras. Al ver la pequeña fortuna ofrecida, el taxista respondió: Esperaré el tiempo que sea, señor ¡y que Churchill se vaya al infierno!.
El legendario primer ministro inglés reflexionaría así al recordar el episodio:
“Los principios han sido modificados por el dinero. Las naciones se han vendido por el dinero, el honor se ha vendido por el dinero. Los hermanos se venden por dinero y hasta las almas se venden por dinero… ¿Quién le dio tanto poder al dinero que hizo de los hombres sus esclavos?.
¿Por qué no nos damos cuenta de que el amor al dinero está acabando con la dignidad del hombre?
El dinero podría comprar una cama pero nunca el sueño. Una posición pero no el respeto, puede comprar libros pero no la inteligencia.
Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero.

TUS LÍMITES

Si pones unas cuantas pulgas en un tarro y cierras la tapa, inmediatamente empiezan a saltar para intentar escapar. Tras golpear la tapa varias veces, las pulgas finalmente se dan cuenta de que no pueden huir y dejan de intentarlo. Siguen saltando, pero no lo hacen tan alto. Si abres la tapa, las pulgas siguen saltando, pero no lo suficientemente alto como para salir del tarro. Ni siquiera se darán cuenta de que ya no hay tapa.

En las organizaciones esto es el pan nuestro de cada día. Las personas son el producto de sus experiencias. No sabemos a qué tipo de tapa han tenido que enfrentarse. Incluso si no hemos sido nosotros quienes la pusimos, nuestra obligación como líderes es quitarla y advertir a las personas que ya pueden volver a saltar con todas sus fuerzas.

Del libro: Pasos hacia la cumbre del éxito