Por favor, no me cuentes tu vida. No me hables de lo mucho que trabajas y de los problemas que has tenido. Háblame de tus resultados. Háblame de lo que has obtenido con eso que me cuentas. Las excusas me las conozco, son todas iguales.
Vivimos en una sociedad de justificaciones. Siempre hay un motivo para justificar algo que no se ha hecho (que normalmente depende de un tercero). Si dedicáramos el tiempo que destinamos a las justificaciones a generar resultado, otro gallo cantaría.
Seamos responsables de lo que hacemos y no hacemos, y consecuentes con los resultados que obtenemos. Tu empresa te paga por llevar a cabo una responsabilidad, por conseguir unos resultados determinados. No inviertas ni un mísero segundo en justificar el por qué no. Aprende de tu esfuerzo sin resultado, pero no te quejes. Me da lo mismo que trabajes 1 hora al día o a jornada completa. Me da lo mismo si trabajas de pie o sentado, en tu casa o en la empresa. Con música o sin ella. Consigue los resultados, te pagan por eso. Autogestionate. Y si no, dimite y deja paso a alguien que lo quiera y sepa hacer.
Basta de discursos vacíos:
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¡Buen disparo!