Hace tiempo escuché que el número óptimo de personas para dirigir una organización es par y menor que dos.

De nada sirve que lleves tu cuerpo al trabajo si tu mente se queda en casa. El trabajo de hoy no consiste en hacer cosas de manera repetitiva solamente.

He visitado alguna organización 10 años después de haberlo hecho por primera vez, y me sorprende que todo siga igual.

Dice en el libro “O livro da bruxa“, que la mujer es superior al hombre.

Una persona alegre, transmite alegría. Una persona que se encuentra mal en una empresa transmite enfado.

Somos lo que somos y venimos de donde venimos. Hoy somos el resultado del camino recorrido. La mayoría de las veces, hoy mejor que ayer.

Me encuentro este texto leyendo un libro de mindfulnes:

“Todo tiene su momento y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo.

Hoy vamos toda la plantilla a visitar Volkswagen Navarra, 84 personas. Es la formación grupal que realizamos toda la empresa juntos cada año.

Vivo en una zona marcada por empresas familiares. He conocido varios casos de empresas que han ido bien hasta que han llegado los hijos.

Cada persona es diferente, sin embargo nos relacionamos con los demás como si la nuestra fuera la verdad absoluta. Así, lo que pensamos que es bueno para nosotros debería serlo para el resto.

No es necesario ser perfecto, basta con procurar ser mejor cada día. No debemos buscar la perfección sino el progreso.

Creo sinceramente que un poco de rotación es bueno. Mucho desde luego no, ya que perdemos muchísimo know how, y nos puede además, ir cambiando la cultura de la empresa.