Ahora más que nunca es necesario tener cintura. Poder girar a gran velocidad para adaptarse a los cambios que se dan en el mercado. Para ello, tenemos que aligerar, y en vez de ir todos a bordo del Titanic, hacerlo en muchas barcas independientes en la misma dirección, que son capaces de decidir y cambiar el rumbo inmediatamente ante un iceberg.
Sin embargo, hay personas en las organizaciones que por su forma de ser o su historia, tienen pavor a los cambios, y se encuentran cómodos cuando todo está dentro de los límites establecidos, bajo control. En definitiva, se sienten seguros en el Titanic, no viendo que el choque será frontal y mortal. Son personas a las que les gusta tener todo bajo control, y cuando esto no ocurre, normalmente se enfadan. Ven los fallos de los demás, pero no los suyos propios. A estas personas las tenemos que retar para que salgan de sus límites, no queda otra. Porque hoy en día no hay nada que sea seguro ni estable a largo plazo, con lo que les necesitamos en una de las barca.
El que se empeña en hacer todo dentro de sus límites y no admite cambio posible, al final, se la pega:
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