Decimos lo que queremos decir, y nos guardamos para nosotros lo que queremos que el resto no conozca. Pero esto, no es siempre así, ya que hay veces en las que lo que no se dice, se dice.

Mal anda la sociedad cuando una no sabe lo que es un personaje histórico y para el otro el suyo es Torrente. Ya lo decía Groucho Marx, “Paren en mundo que me bajo“.

Todos tenemos mejores y peores días, no eres el único. Lo importante está en cómo te enfrentas a los peores y cómo disfrutas de los mejores.

Vemos la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro. Es más fácil detectar los mismos errores que podemos cometer nosotros en los demás, y además, criticarlos.

Para todos aquellos que se dedican a la formación, cada vez coge más fuerza el nicho de enseñar a los políticos a dar al botón correcto en las votaciones.

Todo el mundo tiene un límite. Todo el mundo tiene una fibra que cuando se la tocan, salta. Aquí están los que saltan pronto y a los que les cuesta saltar.

Esa es la actitud. Otra cosa es lo que se consiga. Cada persona en su puesto debería procurar ser el mejor profesional del mundo.

Llamar a las cosas por su nombre no es faltar el respeto.

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De poco sirven tus estudios y tu experiencia si tu sentido común escasea. Hay mucha gente que piensa poco y razona menos.

No hay un único secreto, es una combinación de varios. Pero siempre digo que una empresa con gente mala, irá mal.

Cuando una persona no quiere trabajar, es difícil hacer que lo haga. Necesitamos un policía que esté detrás de él, y esto hace que la tarea que se realiza sea cara.