Cuentos

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CAMBIAR A LOS DEMÁS

El sufí Bayazid dice acerca de sí mismo:

De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios:  “Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”.

A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir:  “Señor, dame la gracia de transformar a cuántos entren en contacto conmigo. Aunque solo sea a mi familia y mis amigos”. Con eso me doy por satisfecho.

Ahora, que soy viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera orado de ese modo desde el principio, no habría malgastado mi vida.

Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad. Casi nadie en cambiarse a sí mismo.

Del libro: Donde tus sueños te lleven

NO SUFICIENTE DOLOR

Recuerdo una vieja historia de un amigo que fue a visitar un cliente. Nada más entrar por la puerta de la empresa se topó con un perro que estaba tumbado en el suelo. No paraba de hacer extraños gemidos. parecía que estaba enfermo, como si estuviese protestando por algo, y se revolvía y aullaba. Pero no se movía del sitio.

Al encontrarse con el cliente, mi amigo le preguntó qué le pasaba al perro. Éste le respondió que nada, que simplemente se había tumbado encima de un clavo. Entonces, ¿por qué no se mueve? se extrañó mi amigo. “Porque parece que todavía no le duele bastante”, fue la respuesta.

¿Cuántas veces estamos tumbados encima de ese clavo y nos pasamos el día quejándonos? Y, sin embargo, no somos capaces de tomar una decisión y levantarnos.

Del libro: Donde tus sueños te lleven. Javier Iriondo

Las 12 razas de perro con peor humor... si les molestas demasiado - Foto 1

LA DIFERENCIA ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO

El cielo sería un policía inglés, un cocinero francés, un ingeniero alemán, un amante italiano y la organización a cargo de los suizos. El infierno sería, en cambio, un cocinero inglés, un ingeniero francés, un policía alemán, un amante suizo, y todo organizado por los italianos.

El Cielo, el Infierno

LA VIDA

La vida es una novela que ya sabemos cómo termina: al final el protagonista muere. Así que lo más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las páginas. Pues la vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura. Y las aventuras son las vacaciones de la vida.

Del libro: El enigma de la habitación 622

Reseña del libro "El enigma de la habitación 622", de Joël Dicker

LOS 3 FILTROS

Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:

– “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…”

Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?

-“¿Los Tres Filtros…?”

-“Sí” – replicó Sócrates. El primer filtro es la VERDAD. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”

-“No… lo oí decir a unos vecinos…”

-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es el de la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”

-“No, en realidad no… al contrario…”

-“¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos al último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?”

– “Para ser sincero, no…. Necesario no es.”

– “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…”

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LA LEY DE PARKINSON

Formulada por el británico del mismo nombre en 1957 dice que una tarea llevará tanto tiempo como tengamos para hacerla. Es decir, que cuanto más tiempo más tiempo se tiene para hacer algo, más se malgasta. Para evitarlo es útil poner fechas limite y trabajar para cumplirlas. Cuanto menos tiempo tengas para hacer algo, más te centrarás en hacer lo importante y sacarlo adelante, debido a la presión. El resultado será igual o mejor que si tienes un tiempo indeterminado para hacerlo y te relajas demasiado.

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Del libro: El método Ikigai

CONOCIMIENTO

Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no tienes por qué temer el resultado de cien batallas.

Si no conoces al enemigo, pero te conoces a ti mismo, tienes las mismas posibilidades de ganar que de perder.

Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, todos tus combates se contarán por derrotas.

Sun Tzu

▷ Los 3 niveles de autoconocimiento por los que debes pasar si quieres  conocerte a ti mismo ⋆ Rincón de la Psicología

SUPERACIÓN

Charles Schwab tenía un jefe de fabrica cuyo personal no producía su cuota de trabajo.

¿cómo es – preguntó Schwab- que un hombre de su capacidad no consigue que esta planta rinda lo que debe?
  -No sé -respondió el hombre-. He pedido a los obreros que trabajen más; les he dado el ejemplo; los he regañado; los he amenazado con el despido. Pero nada funciona, No producen
y nada más.
La conversación tuvo lugar al final del día; poco antes de que entrara a trabajar el turno de noche.
-Deme un trozo de tiza -dijo Schwab. Y luego, volviéndose al obrero que estaba más cerca ¿Cuántas cargas de horno ha hecho su turno hoy?
Sin decir palabra, Schwab trazó un gran número seis en el suelo y se alejó.

Cuando entró el turno de noche los obreros vieron el seis y preguntaron qué significaba aquello.

El gran jede estuvo aquí hoy–dijeron los obreros del turno de día. Nos preguntó cuántas cargas habíamos hecho y le dijimos que seis. Lo escribió en el suelo y se marchó.
A la mañana siguiente volvió Schwab al taller. El turno de la noche había borrado el seis y escrito un siete. 
Cuando los obreros del tumo de día entraron a trabajar vieron un enorme «7›› escrito en el suelo. Así que los de la noche se creían que eran mejores, ¿eh? Bueno, pues le iban a enseñar un par de cosas. Se pusieron a la tarea con entusiasmo y cuando se marcharon aquella noche dejaron en el piso un enorme y jactancioso «10››. Las cosas iban para arriba.
A poco, este taller, que se había quedado atrás en producción, rendía más que cualquier otro de la fábrica.
¿Cuál es el principio?
Dejemos que Charles Schwab nos lo diga. «La forma de conseguir que se hagan las cosas -dice Schwab- es estimular la competencia. No hablo del estímulo sórdido, monetario, sino del deseo de superarse.»

Del libro: Cómo ganar amigos e influir sobre los demás

35 frases de superación que te harán sentir que puedes con todo

EL SOL Y EL VIENTO

El sol y el viento. Discutieron acerca de cuál era más fuerte, y el viento dijo:
-Te demostraré que soy el más fuerte. ¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le quitaré la capa más rápido que tú. .
Se ocultó el sol tras una nube y comenzó a soplar el viento, cada vez con más fuerza hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más soplaba con más fuerza agarraba el hombre su capa. Por fin el viento se calmó y se declaró vencido. Y entonces salió el sol y sonrió benignamente sobre el anciano. No
pasó mucho tiempo hasta que éste se secara la frente y se quitara la capa. El sol demostró entonces al viento que la suavidad y la amistad son más poderosas que la furia y la fuerza.

El viento y el sol | Fábula de Esopo - YouTube


INTEGRIDAD

Robert E. Lee, el gran general confederado norteamericano, estaba hablando bien de un general bajo su mando al presidente de la Confederación, Jefferson Davis. Otro oficial le dijo: “? No sabe usted mi general que el hombre del que habla con tanta admiración es uno de sus peores enemigos, que no pierde ocasión de denigrarlo?”. “Si, pero el presidente pidió mi opinión de él, no la opinión que tiene él de mí.”

Robert E. Lee - Wikipedia, la enciclopedia libre

SÓCRATES

Cuentas que cierto día un discípulo de atesorares se le acercó y le preguntó:

– Maestro, he de escoger entre dos opciones, y no sé cuál debo elegir.

Entonces Sócrates le dijo:

– Desconozco cuál ha de ser tu elección. Lo que sí te puedo decir es que, antes o después, te preguntarás por qué no escogiste la otra opción.

▷ La paradoja moderna: Cuantas más opciones tengas, más ...

EL ÁRBOL Y EL TIEMPO

Cuando el militar francés Louis- Hubert Lyautey (1854-1934) estaba en África le pidió a su jardinero que planta un árbol cuya copa le parecía especialmente majestuosa. El jardinero le informó de que un árbol de ese tipo tardaba doscientos años en alcanzar su madurez.

– En ese caso, dijo Lyautey, no hay tiempo que perder. Plántalo hoy mismo.

Del libro: #Superprofesional

Escucha la sinfonía de la vida de un árbol (VIDEO)