No basta con hacer lo básico, lo mínimo, lo justo. Esperamos más de ti.

Mi visión sobre cuál es el propósito de una empresa ha cambiado en el tiempo.

Llámalo como quieras. Es ese que está por ahí arriba intentando llevar lo mejor posible la organización.

No debemos obsesionarnos con el resultado, lo importante es el proceso. Debemos poner la atención en el proceso, entenderlo y mejorarlo.

Poca gente es capaz de hacer magia con su don. Hay algún privilegiado, pero son los menos. Todos los demás nos tenemos que esforzar, y mucho.

Para poder rendir al máximo debes planificar tu tiempo. Estimar cuanto tiempo te llevará cada tarea e intentar dedicarle ese tiempo.

El otro día estuve con un amigo que quería mi consejo, ya que tenía una oferta de trabajo y quería valorarla. Te comento alguna de las reflexiones que compartí con él:

Dedícale tiempo.

No me gusta decir retener el talento, me suena como algo forzado. Pienso que las empresas tenemos que tratar de atraer el talento no de traerlo y retenerlo.

Cuando estás, estate. Ya que tienes que estar, aprovéchalo. Si tienes que trabajar 8 horas al día, haz que sean provechosas, tanto para la organización como para ti.

Me llevó un tiempo entender que por actuaciones individuales no debíamos establecer normas que afectasen al conjunto.

En la medida de lo posible, ya que no siempre lo es, debemos dar oportunidades a la gente joven. No sabemos si alguien estará preparado o no para la nueva función a desempeñar.

La experiencia viene de la acción, de ejecutar determinadas cosas, acertar, equivocarse y aprender. No viene solamente del estar o el respirar.