Hoy quiero hablar sobre la sucesión familiar. Eso que muchas veces se hace rematadamente mal. Primero decir que como en todo, hay excepciones. Y empiezo por felicitar a la excepción.

¡Las vueltas que da la vida! Me he encontrado en aeropuertos con gente que no veía hace años. Hoy trabajo en la empresa de la que un día me fui.

Creo que la autogestión es el mejor modelo teórico para cualquier organización. Y digo teórico porque una cosa es la teoría y otra la practica.

Importante saber qué hacer. Igual de importante saber qué no hacer.

Hacer cosas de forma diferente es bueno, enriquece. No somos conscientes de la gran cantidad de cosas que hacemos de la misma manera sin darnos cuenta, sencillamente por rutina.

Damos por hecho que nuestra forma de entender y de ver la realidad es la normal.

Puedes planificar todo lo que quieras, pero van a existir ciertas variables que no dependen de ti.

Con la práctica, cada vez te quejas mejor. Si practicas mucho, estás perfeccionando la forma de quejarte. Todo aquello que repetimos mucho lo mejoramos, convirtiéndonos en expertos.

La cabeza nos hace ser lógicos. Pone orden en todo lo que hacemos. Nos hace razonar, pensar y evaluar.  El corazón nos hace soñar. Es la pasión en lo que hacemos.

No todos tenemos la misma definición para todo.

La primera logra alcanzar el objetivo considerando la minimización de recursos, mientras que la segunda pone el foco en el objetivo independientemente de los recursos necesarios para alcanzarlos.

¿Cuántas veces llevamos la conversación hacia lo que nosotros queremos? ¿Cuántas veces has venido a “hablar de tu libro” sin importante la opinión de los demás? Es algo frecuente.