Es muy difícil que seas bueno en algo para lo que no naciste. Hay gente que aun así se empeña en sorprendernos.

Hay una gran diferencia entre el interés y el compromiso. En el primer caso, solo se da la acción cuando hay una conveniencia.

El otro día en un grupo de trabajo salió este palabro. Me encantó, y me da pie a escribir este post.

Para estar en forma hay que entrenar. Y no basta con entrenar un día o una semana, si no se continúa, se pierde el estado alcanzado.

La motivación viene de dentro. Yo no puedo motivar a nadie, en todo caso podré animarle.

En todas las organizaciones hay gente que va a su bola, es pura estadística.

Lo más pequeño puede hacerse grande un día. Cuando eso pequeño es malo, es necesario cortarlo cuando antes.

He de decir que creo en la intuición. En esa parte de ti que te dice que hay que hacer algo concreto, eso que viene de dentro, posiblemente por la experiencia adquirida a lo largo de tu camino.

La mayoría de las personas pensamos que tenemos que cambiar de organización para progresar, pero esto no tiene porqué ser siempre así.

La mayoría de las cosas que nos suceden son insignificantes. Sin embargo, como solo nos sucede eso, lo elevamos a tragedia de magnitud mundial.

Todo lo que das se agradece y se valora la primera vez. Luego, al cabo del tiempo, si se repite pierde fuerza, y a la gente le parece normal, ya que se acostumbra a ello.

Antes ocurría una crisis cada 15 años.